miércoles, 14 de agosto de 2019

2014. Museo de Flores

7 de diciembre de 2014.

De camino a las Grutas del Palacio, paramos en Flores. En la vieja estación de trenes, hoy museo. Esto fue lo que vimos:





La estación muy bien cuidada y acondicionada como museo.





Con una muestra de los Oficios Olvidados, que no sé si es permanente o itinerante.

Herreros...




Barberos...





Lavanderas, planchadoras, costureras...





Y la sección dedicada a todo lo que implica ser parte de un Geositio. Muestras de Gliptodontes, y hallazgos arqueológicos: pierdas para boleadoras, puntas de flechas, raspadores para curtir el cuero...










Y la sección dedicada a la escuela: viejos carteles educativos, el escritorio con la campanilla, el banco vareliano con el portafolios... (Che, yo usé uno de esos!!!)






Los faroles del tren...




Y otras tomas del edifico, que como ya les digo, lo encontramos en excelente estado de conservación.




2014. Grutas del Palacio.

2014, 7 de diciembre. Grutas del Palacio.
No sé cuánto tiempo estuve deseando poder ir. Tenía la fantasía de cuevas enormes, intrincadas, profundas... En una ocasión anterior hasta pregunté si había que llevar linternas, y botas por si estaba inundado adentro. No fue tanto, pero aún así, fascinante.






La expectativa de la llegada... Doblamos el recodo y... allí estaba. Misteriosas, majestuosas, intrigantes...







En los tramos que se puede entrar, se puede apreciar los tonos rojizos de la tierra ferrosa que da origen a la formación.











La luz exterior reflejándose en el agua que excavó las grutas.






Y claro, siempre hay alguien que te hace posar para la foto.

Hay zonas en peligro de derrumbe. Pero la mano y la cámara pasan a todas partes.






Y la estrella de la jornada, que pasó y se fue, perdiéndose entre los pastos.






Y las últimas fotos, a manera de despedida, porque hay tanto para conocer que quién sabe si nos da tiempo de volver.
















El sitio oficial de las Grutas: http://www.geoparque.uy/index.php/geoparque-grutas-del-palacio/geositios/grutas-del-palacio.html

2014. Treinta y Tres, después de la Quebrada.





 Treinta y Tres. Qué bonita me resultaste. Aunque aún no te conocía, y esa primera vez, solo visitamos la plaza. Lo demás llegaría con los kilómetros y los años.





Esto es un detalle del friso que decora la iglesia. Me llamó la atención no solo el estilo sino la simbología: el hombre y la mujer (ambos trabajadores, me pareció) bajo el sol que es el mismo para todos..



Y el bello Olimar, brillando al sol después de un día neblinoso y gris.



2014. Quebrada de los Cuervos con lluvia

12 de octubre de 2014.
Me animé. Llamé, pagué la excursión y me animé a ir sola con un grupo que no conocía. Que después se haya convertido en mi grupo preferido es otra historia. En ese momento... Mmm. Había que animarse.
Unos años atrás me había roto la rodilla en un accidente en moto. Eso me hizo estar cerca de 8 meses de licencia, sin poder caminar. Andaba a los saltitos, con el andador. Pero ese accidente me hizo entender que no se puede dejar para después. Que después, a lo mejor no llega. Así que empecé a hacer todas aquellas cosas que tenía en la bandeja de pendientes. Entre ellos, viajar. Y eso me lleva al motivo de este blog. Hace poco leí un artículo acerca de lo falsos que son algunos blogs de viajes, de cómo se manipulan las fotos (entre filtros y fotoshop) y de cómo con eso se pretende conseguir beneficios (hoteles gratis, etc). Yo no. Yo quiero compartir mi experiencia sin fotoshop. Así como lo vivimos. Así, tal como fue.
Y esta fue mi primera vez en la Quebrada de los Cuervos.

Era un día horrible. Lloviznaba, hacía frío. No mejoró. Pero las ganas que teníamos de ir no nos las sacaba ni el mal tiempo.






 Lo que me sorprendió fue la flora. La cantidad de plantas silvestres floreciendo, la mayoría de las cuales no conocía.
El camino de piedra hacia el mirador.



Los carteles. La indecisión. ¿El mirador o el sendero? Hubiera dado cualquier cosa por hacer el sendero, pero me habían dicho que había una parte en la que había que descolgarse por un cable... y no. Con lluvia no.





Con el tiempo y los viajes, fuimos aprendiendo más de aves. En ese viaje aprendí a reconocer a las calandras. Todavía no sé qué era ese pajarito rojo brillante de la otra foto.






Las pasarelas mojadas por la lluvia. el silencio solo llenado por el piar de las aves. El olor del aire...





La llovizna en la quebrada.









En este viaje saqué alguna foto del arroyo Yerbal y de la panorámica que se ve desde el mirador... No las encuentro. Y sé que tengo mejores fotos de la siguiente vez que fuimos, que pudimos bajar y todo.

Comimos en la camioneta porque no paraba de llover. Cuando escampó, bajamos a las pasarelas del mirador. No bajamos a la quebrada por el mal tiempo. Y cuando volvíamos, más temprano de lo previsto, paramos en Treinta y Tres. Allí, en la plaza, salió el sol.


Más información en: https://www.mvotma.gub.uy/ambiente/conservacion-de-ecosistemas-y-biodiversidad/areas-protegidas/areas-protegidas/item/10006528-paisaje-protegido-quebrada-de-los-cuervos-treinta-y-tres