miércoles, 14 de agosto de 2019
2014. Treinta y Tres, después de la Quebrada.
Treinta y Tres. Qué bonita me resultaste. Aunque aún no te conocía, y esa primera vez, solo visitamos la plaza. Lo demás llegaría con los kilómetros y los años.
Esto es un detalle del friso que decora la iglesia. Me llamó la atención no solo el estilo sino la simbología: el hombre y la mujer (ambos trabajadores, me pareció) bajo el sol que es el mismo para todos..
Y el bello Olimar, brillando al sol después de un día neblinoso y gris.
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